La estulticia y soberbia de los dueños de los equipos de futbol mexicano no tiene tope. Manejan el torneo local como sus calzones y determinan el quehacer de la FMF como manejan sus negocios, es decir, sólo para sus bolsillos.
Su torpeza mayor fue haber contratado al güero como si él viniera a hacernos el favor de salvar a la patria. Pero el sueco no es el culpable; los son los dueños, las televisoras y los federativos, así como los seleccionados que parecen haberle hecho una chicanada a su propio entrenador por estar en desacuerdo con él. De los que juegan en Europa mejor ni hablar, deberían quedarse allá y jamás ser convocados de nuevo. Pero los que juegan en el insípido torneo local debería mostrarse agradecidos con el respetable que sigue llenando los estadios, como ocurrió cuando jugaron contra Costa Rica.
Yo hubiera preferido que luego de la derrota contra Honduras abandonaran a jugadores y técnico a su suerte en San Pedro Sula, a ver de qué cuero salían más correas en batalla campal contra los aficionados cachatros. Y algo quedaba, los trajeran desde allá sin pasaporte y en calidad de indocumentados centroamericanos, a ver si soportaban el trato que nuestros guardias fronterizos dan a la gente de allá. Seguro que ya no volvían a jugar ni a las cartas.
Lo que más me puede es que como Sven-Göran Eriksson fue corrido de fea manera, habrá que pagarle una buena indemnización. No se conoce la cifra exacta, pero se estima en unos siete millones de dólares (US $7,000,000.00), centavos más o menos. Es a éste y no a Manu Chao a quien deberían aplicarle el art. 33 de modo fulminante.
A. Chaz Carrillo
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