Cuando el PAN comenzaba por fin a realizar algo medianamente creativo, llegó el comandante Valdés Zurita del IFE y mandó a parar. Los panochos bajaron de su página la "sopa de letras", pero mantienen el jueguito que consiste en relacionar frases con fotos de sus adversarios.
Con la acción de la banda TimbirIFE estas elecciones se vuelven más aburridas que la mismísima semana santa: nos quitan el agua por 36 horas, las playas del carnal Marcelo se saturan de chilangos acalorados, Acapulco está a reventar, y en la tele siguen pasando la misma película sobre la pasión de Cristo con Enrique Rambal.
Para que las nuevas generaciones no sufran los mismos traumas que sus padres, aparecerá un nuevo juego que se antoja apasionante. No, no se trata de "otra película de hueva y un pollo", sino de un video game en el que veremos batallas sangrientas entre monstruos y extraterrestres tratando de eliminarse mutuamente. El extra de esta sensación lúdica es que durante las incursiones de exterminio de contrarios aparecen locas luchas tribales entre integrantes de una misma etnia, sea azul, tricolor o amarilla. Eventualmente surgen bandas de diferentes colores armadas hasta los dientes, con las cuales se pueden establecer alianzas y sellar compromisos.
Eso sí, el juego no es nada barato e incrementará su precio conforme avance la temporada de calor. Y si no interfiere el comanche Valdés y su banda de spring breakers electorales, la diversión está asegurada.
Martín Guerrero
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