Luciano Pascoe Rippey se nos puso galante, y en una actitud que lo asemeja al caballero de triste figura aboga por La Chiva (peor conocida como Silvia Irabien), declarando que defenderá a su candidata en contra de la misoginia, ya que los detractores (¿los de-tractores serán las huestes del ala campesina de Salomón Irys?) de la aspirante la han atacado solamente “porque es una

¡Bien por el hijo putativo del Cuervo! Defiende como perro lo que no supo defender como socialdemócrata. Pero a lo mejor esos huesitos están más sabrosos que el hueso que busca en julio. Y si de desnudar se trata, mejor a La Chiva que a Beltrones y la clase política, no vaya a ser que muchos que no quedaron salgan del closet y se vayan al fapito.
En el fondo tiene razón el buen Luciano: si ya hemos tenido Tigresas como senadoras, ¿por qué no incluir una Chiva en el ámbito diputeril, o a una Mapacha? Ejemplos sobran de que la fauna nociva que infesta las cámaras de diputones locales y federal, y la de sentadores, no hacen mejor papel que una egresada de las academias Big Brother, ¿o no, güey?
En los ecosistemas legislativos lo mismo coexisten conejos con coyotes, tigres y lobos, asnos,

Además de la mentada Chiva, el PSD buscará insertar en la próxima legislatura federal a un cuervo y sus cuervitos, e incluso a un chancho cachondo en una delegación del defectuoso.
A mí no me espanta que la Silvia trabaje ´onde quiera y como quiera. Yo quiero ver a La Chiva en acción, quien ya ensaya diversas poses en tribuna. ¡Hay que desnudar a la clase política, coño!
A. Chaz Carrillo
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