lunes, 4 de mayo de 2009

Arma mortal 1

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A la “cortina de hierro” que muchos países han impuesto a personas y productos provenientes de México, se suman las restricciones futbolísticas a los equipos San Luis y Guadalajara en la Copa Libertadores, equipos cuya admisión ha sido rechazada por las autoridades sanitarias de Colombia y Chile por la posibilidad de contagio de influenza.

El jugador Héctor Reynoso, de las Chivas del Guadalajara, lanzó un escupitajo a Sebastián Penco, del Everton de Viña del Mar, durante el partido celebrado el 30 de abril. Las Chivas avanzaron a octavos de final, pero Reynoso fue excluido del evento “por haberle escupido y amenazado con contagiarlo con el virus de la gripe AH1N1”. Escupir, como insultar, eran acciones comunes en el futbol hasta antes de la aparición de esta variante del virus.

Esas noticias nos han mostrado un mundo nuevo que podemos aprovechar de maneras distintas. El arma mortal que poseemos los mexicanos es el escupitajo. A base de escupitajos podemos abrirnos paso en este mundo globalizado y- ¿por qué no?- ubicarnos como un posible imperio mundial. Un escupitajo certero será más dañino que los famosos zapatos voladores arrojados a diferentes personajes. Mediante esta nueva arma virológica –que no bacteriológica-, varios comandos de mexicanos respaldados por sus puros tanates podrían tomar las sedes del poder mundial, tanto políticas como económicas.

Ahora que, en venganza contra los países que nos han mostrado sus anchas espaldas, como China (aunque nos enviaron un avión cargado de tapabocas chinos), Cuba, Argentina, Perú, Colombia, Chile y demás, podríamos enviar grupos de féminas infectadas disfrazadas de suecas ardientes para repartir besos al por mayor en las plazas públicas. De paso, podríamos hacer lo propio con los partidos políticos y el IFE, nuestras autoridades o los malos actores de televisión, por ejemplo.

Esas acciones francamente terroristas reivindicarían un poco a esta raza históricamente vilipendiada (excepto sus élites, por supuesto), y podrían dar algunos ánimos ante la crisis económica y sus efectos: el desempleo, la carestía de alimentos, la desnutrición, enfermedades de fácil prevención y tratamiento, la insuficiencia de vacunas y hasta de tapabocas.

Así que si alguien te margina, antes de escupirle el rostro pídele su pasaporte. Recuerda que -como los gitanos- entre mexicanos no nos leemos las manos ni nos escupimos la cara.

El Chale
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