martes, 26 de mayo de 2009

La muerte de un periodista

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No imagino las horas de horror que padeció Eliseo Barrón Hernández, reportero de La Opinión Milenio en Durango, luego de ser secuestrado en su domicilio, torturado y ejecutado a balazos. No imagino el miedo que debió sentir ese hombre por la suerte que podrían correr sus dos hijas y su esposa, testigos del secuestro. No imagino el dolor de ellas, al ver al padre y esposo siendo sacado a golpes de su propia casa, y el que sufren ahora que saben que fue asesinado.

Sí imagino la indignación de amigos y compañeros de la prensa. E imagino perfectamente la sonrisa impune de los asesinos, los guiños de las autoridades cómplices o simplemente ineptas o temerosas, el silencio que cubrirá este "caso" dentro de unos días.

Hace falta incrementar la acción ciudadana. Enervarla, más allá de la indignación.


Asocio esta muerte (salvando las distancias) al poema erróneamente atribuido a Bertolt Bretch:

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a buscar a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.


* Poema "Cuando los nazis vinieron...", que trata acerca de las consecuencias de no resistir las tiranías en los primeros intentos de su establecimiento. El orden exacto de los grupos y las palabras están sujetas a disputa, ya que existen muchas versiones, la mayoría transmitidas oralmente. Martín Niemöller, su autor, menciona que no se trataba originalmente de un poema, sino de un sermón en la semana santa de 1946 en Kaiserslautern, Alemania.


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