Otra película de huevos y un pollo:
Convencido de que la mejor defensa es el ataque, de que el mal anida en los corazones priístas y de que los perros se espantan con gritos y sombrerazos, el siempre inventivo autor de invectivas que calientan los ánimos tricolores -o sea Germancito Martínez, alias el cara de niño regañado del panismo golpeador-, se dispone a lanzar andanadas de obuses azules en plena jeta de los gobernadores del PRI. Ya comenzó a surtir madrazos (o sea, chingadazos) en contra del baby face tricolor, Peña Nieto, quien ha evadido los primeros proyectiles.
Este rocketeer angelical se ha convertido, de pronto, en el flit de las huestes comandadas por Beatriz Paredes, cuyo apellido no la ha protegido de los cocolazos dados por este enfant terrible de la política calderonista.
La estrategia de los priístas es clara: esperarán a ganar la mayoría en el Congreso (ojalá no) para desatar su propia guerra santa y darle matarile a quienes los han traído asoleados desde hace muy poco tiempo. No aguantan nada.
Alejandro San Martín
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