En una demostración de que el Estado mexicano ni es fallido ni está secuestrado por el narco, y de que los pleitos entre el PRI y el PAN sólo son muestras de amor salvaje, las autoridades judiciales lograron la captura de otro Mario Aburto en las inmediaciones del estadio azteca, quien pretendía dar portazo para entrar a ver el aburrido partido entre el américa y pumas.
A quince años del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, a quien la mayoría de los priyistas ya no recuerda (ni quieren hacerlo), se logró esta detención que, se asegurá, contribuirá en definitiva a encontrar a los autores intelectuales del magnicidio.
A. Chaz Carrillo
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