La mala es que Carlos Slim bajó al tercer lugar en el ranking de los hombres más ricos del mundos, de acuerdo con Forbes. La mala también es que Carlos Salinas no aparece en ninguna de las listas de la revista donde si tu nombre no aparece no eres nada, no existes. Duele saber que los recursos nacionales que según el osito Tellez (¡te necesito, ya no se me ocurren chistoretes!) se chingó alegremente el ex preciso, no sirvan para colocarlo entre los más ricardos de este empobrecido planeta. ¿Para que sirvió entonces la partida secreta?
La cosa está tan del carajo que los más ricos de América Latina y sus cachorros se reunieron en Cartagena de Indias, Colombia, con la sana intención de encontrar la manera de seguir siendo los más ricos de América Latina, no vaya siendo que otros quieran ocupar su lugar que tantos dólares les cuesta sostener. ¿O no queríamos que nuestros países fueran productores de ricos y no fábricas de pobres? A parir, madres latinas, a parir más millonarios...
Pero la mala para ellos es que un naco como el Chapo Guzman aparezca en la lista de Forbes como uno de los multimillonarios planetarios. Cierto es que apenas ocupa el sitio 701 con sus mil millones de dólares señalados como su fortuna personal, pero con toda seguridad en los próximos años escalará posiciones para aparecer el la lista del top ten. Además, en el imaginario de los jodidos y los malosos feos es una figura mítica que ha logrado trascender los ámbitos rancheros.
Más de un empresario envidia la manera en que el Chapo se ha internacionalizado y ha diversificado sus actividades comerciales y financieras. Además, se ha convertido en un mejor generador de empleo que Wal Mart o el Grupo Carso, ya que según el director de la oficina de narcotráfico internacional del Departamento de Estado, David T. Johnson, "en el negocio de las drogas en México participan directamente unas 150 mil personas que mueven capitales hasta por 25 mil millones de dólares. Adicionalmente, unas 300 mil personas participan en el cultivo de mariguana y opio".
Ya antes, con cifras mexicanas -recuerdo-, sabíamos que las personas que participaban de manera directa e indirecta en el narco rondaba la cifra de 500 mil personas. ¿Ahora nos rasgamos las vestiduras patrioteras porque los gringos nos restriegan eso en la cara, cuando además casi toda la fuerza del Estado se aplica a la lucha contra el narco y el secuestro, olvidando buena parte de otros delitos de alto impacto?
La buena es que al menos esos 450 mil o más mexicanos tiene ingresos, chamba, modus vivendi. La buena es que los equipos de futbol y de beis hayan ganado aunque con rivales algo menores, aunque quienes ganaron en verdad fueron las televisoras.
Y la buena es que nuestras autoridades se enfrentan a una guerra de saliva exigiendo a los gringos que no se metan con nuestro cu cu porque nosotros somos muy machos y nadie nos dice qué hacer, pero por fa ya manden los dólares del Plan Mérida.
Así como vamos, El Chapo podría ser el próximo y verdadero Presidente del empleo.
García+
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