Una nota periodística daba cuenta de que este fin de año cada uno de los senadores recibirá un aguinaldo de 168 mil pesos, además de la dieta de casi 130 mil pesos que perciben. En realidad recibirán más, gracias a bonos, sobresueldos, aportaciones extraordinarias, el porcentaje que quitan a asesores y otro personal, la parte proporcional que toman de recursos asignados a sus comisiones, más los ahorros que logran en viajes de comisión y viáticos, entre otros.
Yo hago votos porque se ignore la malintencionalidad de tales notas de escándalo y aplaudamos la justa retribución auto-otorgada por nuestros legisladores. Si ellos no pueden disfrutar de emolumentos elevados, ¿quién? En tanto representantes nuestros, lo mejor que podríamos hacer es festejar como si tales dineros nos hubieran sido dados a nosotros. ¿No podemos compartir la felicidad ajena, que no lo es tanto tratándose de delegados de nuestra soberanía, por miserables que se encuentre hoy nuestros bolsillos?
En estas fiestas, ciudadano, imagina que eres diputado o senador y llena de paz tu espíritu rijoso. Que tus hijos hereden tu imaginación.
A. Chaz Carrillo
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