martes, 13 de enero de 2009

Carstens, el reparador de economías



Si a tu casa llega un plomero cachetón con diploma expedido por universidad gringa, y cuya referencia más reciente haya sido firmada por la SHyCP, ¡no lo contrates!

Tampoco creas en sus diagnósticos cuando te diga con docta voz: “es sólo un catarrito”. Huye y cuéntaselo a quien menos lana le debas (jamás al banco).

Recuerda este consejo, dado por un sabio tibetuano: “si tienes un dólar guardado déjalo libre; si regresa, qué chingón; pero si no, qué pendejo fuiste”.
A. Chaz Carrillo
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