Al pinche Queque no le trajeron si bírula los reyes magos (culeros y malandrines, dijo). Como su jefecita le expresó de forma por demás gráfica que a los 30 ya no podía andar viviendo de los demás (sin placa ni ganancia), lo envió a la escuela de guaruras a ver si se hace pronto de una buena nave, así sea chocolatona. Chido por el Queque.
El Warrior
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