Dos sonetos de Tomás de Iriarte (España, 1750-1791)
La semana adelantada
Un tío enfermo y en edad anciana
casó con su sobrina (¡muy mal hecho!),
doncella alegre, joven y lozana,
pronta a cobrar el marital derecho.
Díjole el novio: «Te prevengo, Juana,
pues vas a estrenar el nupcial lecho,
que yo sólo una vez cada semana
podré servirte en algo de provecho.»
Conformose la ninfa; y recibiendo
en singular aquel tributo frío,
repetía entre sí: «Peor es nada.»
Mas llamado el anciano reverendo
le instaba humilde: «Vaya, tío mío,
siquiera una semana adelantada.»
Respuesta a una dama que le preguntó que era lo mejor que hallaba en su cuerpo
Con licencia, señora, de ese pelo
que en rubias ondas llega a la cintura,
y de esos ojos cuya travesura
ardor infunde al pecho más de hielo;
con licencia del talle, que es modelo
propuesto por Cupido a la hermosura,
y de esa grata voz cuya dulzura
de un alma enamorada es el consuelo,
juro que nada en tu persona he visto
como el culo que tienes, soberano
grande, redondo, grueso, limpio, listo;
culo fresco, suavísimo, lozano;
culo, en fin, que nació, ¡fuego de Cristo!
para el mismo Pontífice romano.
lunes, 12 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario