martes, 13 de enero de 2009

La inmensa teta

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Entusiasmado como niño con juguete nuevo, porque hay días en que descubro tesoros en la red.

Tuve contacto ayer con Silvia a través de su estupendo blog "orquideasymariposas.blogspot.com".

Además, descubro en la página "palabrasmalditas.net" la columna de Jonathan Minila títulada así, "la inmensa teta", de donde mana la siguiente imagen y el fragmento de texto que abajo reproduzco (lo digo sin doble intención):




Un monte a la medida de mi boca

(por Jonathan Minila 08 / 2008)


Somos el equilibrio y aquello que hace arrancar los pasos de cada hombre. Generamos el todo. Somos lo que ha sido y eso que aún no se percibe. De cualquier modo se oscila entre ambas cosas. Ese instinto terrible, mordaz, tendiente a la destrucción, y esa ilusión también por detener un poco a eso que nos consume. Polo Dice: - El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es rigurosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber quién y qué, en medio del infierno, no es infierno y hacer que dure, y dejarle espacio*. Yo me hipnotizo de ese todo, de ese absoluto (los dos extremos). Me maravillo de lo azul y me alimento también de ese infierno y de esos demonios que casi lo dominan todo. Es la sábila que me alimenta. Habrá quienes se aferren a algún extremo, pero yo ondulo entre ellos. Me fragmento, como hago ahora, cambiando de forma frente al teclado. Observo volar suspiros, caer el sol y cuerpos. Escribo estas palabras que no parecen nada, y eso son. Sin embargo también me desnudan por completo. Todo dependerá, entonces, de aquel que las mire y les de forma. Es un hecho: existen y están porque tú (el valiente que las sigue) las hace fluir a este ritmo. ¿Lo ves? Eso es lo que me obsesiona. La mente, los demonios, las sensaciones, lo imposible. Aquello que es lo que me alimenta y fluye de esta inmensa teta de la que hay tanto que decir, y que por supuesto está hecha exactamente a la medida de mi boca

Ahora pueden morder con libertad. Provecho.

*Última frase que Marco Polo le dice al Gran Jan en “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino.
El titulo de la columna, “La inmensa teta” y el título de éste artículo, “A la medida de mi boca”, se derivan de la primera frase del libro “El poeta niño” de Homero Aridjis: “Chupar. El mundo era una inmensa teta. Un monte a la medida de mi boca”.


Alejandro San Martín
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