Julián Andrade. Columna "Derechos Urbanos" (Milenio diario, Martes, 27 Enero, 2009):
Conapred, la liga de las buenas costumbres
Gilberto Rincón Gallardo fue, en más de un sentido, un político excepcional. Desde el Partido Comunista impulsó una política democrática y moderna, en la que la tolerancia y el respeto a lo distinto era uno de sus ejes más importantes.
A mí, en lo personal, me pareció un desperdicio que se integrara al gobierno de Vicente Fox, luego de que su partido, Democracia Social, no alcanzó el registro en julio de 2000.
Construir una alternativa de izquierda civilizada, después de todo, era y es una tarea urgente.
Rincón Gallardo optó por las tareas gubernamentales y fundó el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
Como era de esperarse, el viejo comunista, le imprimió sabiduría y entrega a un trabajo no siempre grato. El Conapred se ganó, no sin dificultades, un lugar en la agenda pública.
Hoy todo este legado está a punto de irse al bote de la basura, y todo por una mala selección del relevo de Rincón Gallardo.
Perla Bustamante, la presidente del Conapred, es una campeona paraolímpica. Tiene el récord mundial de los cien metros y es toda una celebridad. Por desgracia, no es una política y mucho menos alguien que conozca el valor de la historia y que cuente con los atributos para una tarea como la que le encargaron.
Hace unas semanas declaró en el diario La Crónica que durante la administración de Rincón Gallardo hubo mala administración y que la presidencia sólo se dedicaba a las relaciones públicas. También señaló que se hacían contrataciones a gente externa.
Conviene aclarar que entre “los externos” se encuentran académicos de gran prestigio.
Esto motivó que Lídice Rincón Gallardo, la hija de Gilberto, escribiera un texto en El Universal defendiendo la memoria de su padre.
El viernes por la tarde conversé con Lídice Rincón Gallardo, y hasta ese momento ningún funcionario del gobierno federal se había tomado la molestia de llamarla para explicarle lo que está ocurriendo. Lídice señala, y bien, que no le importa hablar con burócratas, pero que al menos alguien debería conversar con la licenciada Bustamante.
Si el gobierno quiere dar un viraje en las políticas sobre la discriminación y convertir al Conapred en una especie de liga de las buenas costumbres, está en su derecho de hacerlo. El asunto es que esto no tiene que implicar la descalificación de lo que antes se hizo.
Lo triste, insisto, es que la obra del último tramo de la vida de Rincón Gallardo puede irse al traste por una funcionaria que piensa que los crímenes de odio son “por noviazgos que terminan mal” y la discriminación porque “la gente se viste en fachas”.
Alejandro San Martín
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