Gilberto Rincón Gallardo y Meltis.
Entre el pasado definitivo y el futuro posible. Ejercicios de reflexión política en clave democrática. Fondo de Cultura Económica, 2008
Es necesario que volvamos a darle sentido a los términos de “derecha” e “izquierda”. De acuerdo con el brillante pensador político y jurídico italiano Norberto Bobbio, todavía es posible establecer una diferencia clara entre la derecha y la izquierda. Esta diferencia estaría marcada por el tema de la igualdad. Para decirlo de manera sencilla, la izquierda piensa que la igualdad es deseable, necesaria y que se debe luchar por alcanzarla, mientras que la derecha considera, con mayor o menor ímpetu, que la desigualdad es natural y que no hay razones para suprimirla, aunque se puede disminuir.
Bobbio señala que al atribuir a la izquierda “una mayor sensibilidad para disminuir las desigualdades no se quiere decir que ésta pretenda eliminar todas las desigualdades o que la derecha las quiera conservar todas, sino con mucho que la primera es más igualitaria y la segunda más desigualitaria”. (1)
Personalmente estoy de acuerdo con Bobbio. Creo que la distinción entre la izquierda y la derecha se halla en el tema de la igualdad. Pero aquí se impone explicar qué tipo de igualdad es de la que estamos hablando. ¿Acaso hablamos de la igualdad que da a cada uno exactamente lo mismo y que no repara en los distintos esfuerzos y aportes de las personas, como en el comunismo? ¿O hablamos de la igualdad como igualdad de oportunidades para que todos puedan satisfacer sus necesidades y desarrollarse personalmente? ¿O acaso hablamos de la igualdad de derechos que todo ciudadano debe tener ante la ley? ¿O de la igualdad como compensación de los débiles y los discriminados? En realidad, debemos decir que el compromiso con la igualdad puede ser entendido de muchas formas. Esto nos lleva a una evidencia que no deberíamos olvidar: así como hay varias formas de entender la igualdad, hay varias formas de ser de izquierda y también varias formas de ser de derecha.
Por eso, aunque en este país algunas personas quieren que se hable de una sola izquierda —y además de un solo líder para ella—, debe decirse que hay tantas izquierdas como derechas y que lo importante es analizar cómo se relacionan unas y otras con la democracia. Tal vez lo que voy a señalar parezca provocador a algunos: en términos democráticos, la izquierda y la derecha modernas están más cerca entre ellas que la izquierda moderna de la izquierda revolucionaria o que la derecha moderna de la derecha autoritaria. El tema de la igualdad no es lo que divide a los demócratas y los autoritarios; lo que los separa es el tema de las libertades políticas.
Cuando se nos pregunta a algunos socialdemócratas por qué no apoyamos la lucha armada de los zapatistas si somos de izquierda, lo que podemos responder es que ninguna izquierda democrática puede apoyar el uso de la violencia para alcanzar la justicia social. Si en este juicio coincidimos con políticos conservadores, no hay ninguna razón para ocultarlo, pues se trata de un compromiso democrático fundamental. En países como España la derecha se ha modernizado por la vía de hacerse cargo de principios liberales, como el respeto al Estado de derecho y el abandono de la promoción estatal de valores religiosos. ¿Por qué en México, con una derecha menos atrasada que la que había en España, va a ser imposible la construcción de una derecha liberal, democrática y tolerante?
Igualmente, si, como en España, cuyo Partido Comunista renunció a la revolución, nosotros lo hicimos en la década de 1970 en la dirigencia del Partido Comunista Mexicano, ¿por qué habríamos de ponernos ahora bajo la conducción de un líder armado? Derecha e izquierda democráticas pueden hacer un frente común contra la izquierda y la derecha autoritarias e intolerantes. Eso no borrará sus diferencias. La derecha seguirá creyendo que la desigualdad es natural y aceptable, y la izquierda, que la igualdad es una meta por la que vale la pena luchar; pero estas diferencias no conducirán a la muerte del adversario como solución del conflicto de ideas e intereses políticos.
(Fragmento del capítulo “¿Qué significa ser de izquierda el día de hoy? Trece tesis para la integración de una agenda socialdemócrata”, aparecido en http://www.exonline.com.mx/).
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