La nueva refinería propuesta por Calderón podría estar en Tuxpan, Veracruz, al parecer porque cuenta ya con ciertas condiciones de infraestructura, entre ellos un tren de refinación que habría comenzado a construirse desde 2005 y un gasoducto conectado a Azcapotzalco; además, “está en vías de construcción una terminal de almacenamiento con capacidad de un millón de barriles y un muelle de dos posiciones, con capacidad de suministro de 140 mil barriles diarios”, según nota de Alberto Barranco (El Universal, 5 de noviembre). Los 12 mil millones de pesos de inversión inicial saldrán del Fondo de Estabilización Petrolera.
Hasta aquí todo va bien. El problema empieza si el precio del petróleo continúa por debajo de los 70 dólares establecidos en el presupuesto de ingresos, y por lo cual se activaría automáticamente el Fondo de Estabilización de entidades federativas para compensar el déficit —según explica Jorge Estefan Chiriac, presidente de la Comisión de Hacienda de la cámara de Diputados—, que de no ser suficiente, entonces el gobierno federal tendría que enviar una propuesta a la Cámara para hacer los ajustes correspondientes. Lo malo es que sólo se puede usar el 50% del Fondo en un mismo ejercicio.
¿Serán suficientes los recursos combinados del Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF) para, eventualmente, compensar la diferencia del precio del barril de petróleo y detonar con ello un crecimiento productivo? No parece muy probable, aunque tampoco es imposible. Pero, ¿eso lo decide el azar?
(Nota: la imagen describe el proceso básico de una refinería)
Martín Guerrero
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