El título es sólo para tratar de impresionar: "Un golpe de dados jamás abolirá el azar", pero en el caso de la Secretaría de Gobernación su funcionamiento más reciente parece haber emergido de acuerdo a las nada inmarcesibles leyes del cubilete (o sea las encuestas de popularidad). Siempre han estado a siglos luz de Mallarmé y a milímetros de Luis Pazos.
Dios no juega a los dados, dijo Einstein, aunque las deidades oficiales de este país sí lo hacen, por ello la cadena de sucesos que terminaron en el accidente de aviación y el enredo con los acontecimientos y declaraciones para tratar de desechar cualquier hipótesis sobre un atentado.
Ahora, la Segob puede convertirse en la piedra angular de la etérea gobernabilidad calderonista, siempre y cuando se pueda refundar, reconstruir o de plano erigir una nueva institucionalidad de tal secretaría de Estado.
Cualquier modelo para armar puede ser válido, pero no se trata de volver a lo que servía antes sino a lo que funcionará para las broncas de hoy, coinciden varios. Yo por mi parte aporto dos esquemas constructivos para los nuevos Ministerio de Gobernabilidad, Jefatura de Gabinete y Nave de los locos, en ese orden.
A. Chaz Carrillo
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