viernes, 14 de noviembre de 2008

Un homenaje bien Pacheco


Ayer concluyó el homenaje y maratón de lectura de poesía pachequiana con extensión de 34 horas y 20 minutos, cuyo punto de partida inició antier en Donceles 66 y cuya meta final estuvo en el mismo sitio, dibujando así un mandala cuya mejor imagen cabe en un reloj antiguo de números romanos cuyas manecillas susurran en cada intervalo: no me preguntes cómo pasa el tiempo. Yo me asomé apenas y por ello no acudí a otro evento, pero sé que los últimos lectores y oidores quedaron bien Pachecos de tanta poesía. La mayoría eran poetas declarados o aún dentro del clóset literario.

José Emilio Pacheco, númen titular de este blog, cumple 69 años de edad (número importante) y 50 de la edición de su primer libro (que ya vendió su último ejemplar: yo lo compré). Dijo allí el mejor de nuestros poetas vivos: “… la poesía no puede silenciar los cuernos de chivo ni detener la quiebra de las trasnacionales —con el hecho brutal de que cada día se arrojan miles de personas al desempleo y a la desesperación—: lo que sí logra es darnos plena
conciencia de estar vivos.”
Transcribo dos poemas dos de JEP.
(Nota: el exceso de cuyos en el primer párrafo es intencional, me hace pensar en la incesante carrera de esos animalitos en la rueda que ponen dentro de sus jaulas: así transcurre su tiempo.)


YA TODOS SABEN PARA QUIEN TRABAJAN

Traduzco un artículo de Esquire
sobre una hoja impresa de Kimberley-Clark Corp.
en una antigua máquina Remington.
Corregiré con un bolígrafo Esterbrook.
Lo que me paguen
aumentará en unos cuantos pesos las arcas
de Carnation, General Foods, Heinz,
Colgate-Palmolive, Gillette
y California Packing Corporation.


CONTRA LOS RECITALES

Si leo mis poemas en público
le quito su último sentido a la poesía:
hacer que mis palabras sean tu voz
por un instante al menos

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