sábado, 29 de noviembre de 2008

La anécdota sobre Knórosov



Hace días charlaba con unos muy queridos amigos. Salieron a relucir los códices mayas. Yo cité, mal, la anécdota de cómo Yuri Knórosov había hallado los códices mayas que le permitieron lograr un primer acercamiento a la lectura de lo que hoy se considera una verdadera escritura logo-silábica mesoamericana. He aquí la historia cierta:

“Yuri V. Knórosov nació de padres rusos el 19 de noviembre de 1922, en la población de Járkov, Ucrania. Su vida, como la de todo gran descubridor, tiene algo de increíble. Ingresó a la universidad de Moscú a la edad de 17 años y se interesó por las escrituras antiguas, la etnología y la arqueología. Su destreza en el aprendizaje de las lenguas lo llevó al conocimiento de los jeroglíficos egipcios, —al grado de que sus maestros quisieron convertirlo en egiptólogo— el árabe, el sánscrito, el chino y el japonés, lo que le permitió realizar estudios de lingüística comparada. Desde joven se enteró de que en el Continente Americano existían huellas de una escritura antigua, la maya, que no había podido ser descifrada, y desde entonces se interesó por ella. Supo de la existencia en el siglo XVI del obispo Diego de Landa, que escribió una obra sobre la cultura de los mayas de la península de Yucatán, en la que se hablaba de la naturaleza de su escritura.

“Con esos intereses académicos pasó su primera juventud, hasta que en 1943, a los 21 años, fue llamado al frente de guerra en un regimiento de artillería que peleó en Alemania. Knórosov participó en la toma de Berlín y ahí sucedió algo asombroso. En el desorden de la retirada se dio cuenta de que el ejército ruso estaba vaciando la gran Biblioteca Nacional de la capital alemana que se encontraba en llamas. Cuenta que se acercó y observó que los libros estaban siendo empacados en cajas para su traslado. Sabía que ahí existían obras que le interesaban y las buscó. Encontró la edición de Landa, preparaba por Brausseur de Bourbourg, y la edición de 1933 de los códices mayas de los hermanos Antonio y Carlos Villacorta, nativos de Guatemala. Los metió en su mochila de soldado y con esos trofeos de guerra regresó a casa.”

Los demás es historia, dicen.

Fuente: Compendio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V. Knórosov. México, Universidad de Quintana Roo y Promotora Xcaret (Volumen I, págs. 17-18 ), 1999.

Nota: no aparece en la bibliografía de esta obra la edición citada de Bourbourg (se refiere a la “Relación de las cosas de Yucatán”), tampoco la edición de 1933 de los hermanos Villacorta. Sí se incluye la edición de 1930 de los Villacorta hecha en la ciudad de Guatemala. Yuri Valentinovich Knórosov murió en Moscú el 31 de marzo de 1999.



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