¿Asistimos a otra pelea doméstica entre el sector chucho del PRD y los integrantes de la ahora rebautizada Coordinadora nacional de defensa del pueblo, el petróleo y la soberanía nacional, o iniciaron ya los trámites de divorcio?
¿Qué significa el episodio de la reforma petrolera para los partidos todavía reunidos formalmente en el FAP, en búsqueda de acuerdos para las elecciones del próximo año, y el movimiento pejista que parece querer radicalizarse?
La resurrección política de René Bejarano, cuya reaparición pública como presunto “líder moral” del Movimiento Nacional por la Esperanza se tiene prevista para el 30 de noviembre, en un acto masivo organizado en el Monumento a la Revolución, busca crear expectativas y calentar el ambiente para tal organización, que se presume sea la que encabece la lucha por la defensa de la economía —al menos en el DF— anunciada antes por AMLO. Pero la operación formal empieza hoy con la reunión que tendrá en el Centro Veracruzano, ubicado en Coyoacán. Es más que posible que se anuncien las directrices para apuntalar las acciones que López Obrador ha anunciado, entre ellas la entrega a los legisladores del Programa de Defensa de la Economía Popular, el próximo 4 de noviembre.
Así como el Profesor mueve sus fichas todos los días, negociando acuerdos e intercambiando candidatos según las fuerzas presentes en cada caso (aspirantes a diputados locales y jefes delegacionales), pero con el otro pie puesto en el movimiento, tampoco se prevé un cambio radical en la estructura directiva del PRD, por lo que las alianzas con el PT, Convergencia y si se da el caso con el PSD u otros, tendrán que pasar por los hilos de Acosta Naranjo y la dupla Ortega-Zambrano. Al menos eso parece a raíz de las declaraciones aparentemente conciliatorias de Encinas en el sentido de lograr una “operación cicatriz” si los Chuchos dejan de golpear al Peje y comienzan a asumir una actitud de “diferenciación de la derecha” (lo que sea que eso signifique para Encinas). Y en estas conversaciones nadie toma en serio al dúo dinámico Díaz Cuervo-Begné en su demanda de que el PRD se aleje definitivamente de “los violentos”, es decir del movimiento lopezobradorista. Ya se sabe que buscan a toda costa conservar el registro.
Al Movimiento no le conviene radicalizarse, por más que muchos, de izquierda y derecha, pretendan que lo haga. A la derecha le daría otro pretexto perfecto para impulsar la imagen de violentos y disparatados, haciéndolo extensible a todas las izquierdas; y a la izquierda radical le permitiría tener espacios de expresión a favor de sus objetivos mediatos. Un poco como pasó con la APPO en Oaxaca. Las FARP, por ejemplo, buscarían un brazo político legal o una cobertura para ampliar actividades; por eso es necesario que AMLO y el Movimiento se deslinden de las amenazas implícitas en el más reciente comunicado del grupo armado.
Si se desentierran las hachas de guerra podría repetirse el “síndrome Guerrero”, como parecen haberlo notado ya los dirigentes partidistas. Aún así, veremos no sólo momentos ríspidos, sino verdaderamente violentos, en la disputa por las posiciones electorales. No sería raro saber que a contrapelo de los altos dirigentes —o impulsado por algunos— , los líderes medianos y las bases boicotean a candidatos de una corriente opositora o de plano se suman al voto en favor de otro partido.
Pero mientras eso sucede quedan muchas batallas por venir en los que resta del año. Una de ellas es la reasignación de recursos al PEF 2009, cuya ampliación solicitada por entidades y agrupaciones diversas asciende a la pavorosa cifre de 311 mil millones de pesos, mientras que la Comisión de Presupuesto de la Cámara DE Diputados dice disponer sólo de entre 70 y 100 mil millones de pesos para tal efecto. Allí también se verá de qué cuero partidista salen más correas.
¿Qué significa el episodio de la reforma petrolera para los partidos todavía reunidos formalmente en el FAP, en búsqueda de acuerdos para las elecciones del próximo año, y el movimiento pejista que parece querer radicalizarse?
La resurrección política de René Bejarano, cuya reaparición pública como presunto “líder moral” del Movimiento Nacional por la Esperanza se tiene prevista para el 30 de noviembre, en un acto masivo organizado en el Monumento a la Revolución, busca crear expectativas y calentar el ambiente para tal organización, que se presume sea la que encabece la lucha por la defensa de la economía —al menos en el DF— anunciada antes por AMLO. Pero la operación formal empieza hoy con la reunión que tendrá en el Centro Veracruzano, ubicado en Coyoacán. Es más que posible que se anuncien las directrices para apuntalar las acciones que López Obrador ha anunciado, entre ellas la entrega a los legisladores del Programa de Defensa de la Economía Popular, el próximo 4 de noviembre.
Así como el Profesor mueve sus fichas todos los días, negociando acuerdos e intercambiando candidatos según las fuerzas presentes en cada caso (aspirantes a diputados locales y jefes delegacionales), pero con el otro pie puesto en el movimiento, tampoco se prevé un cambio radical en la estructura directiva del PRD, por lo que las alianzas con el PT, Convergencia y si se da el caso con el PSD u otros, tendrán que pasar por los hilos de Acosta Naranjo y la dupla Ortega-Zambrano. Al menos eso parece a raíz de las declaraciones aparentemente conciliatorias de Encinas en el sentido de lograr una “operación cicatriz” si los Chuchos dejan de golpear al Peje y comienzan a asumir una actitud de “diferenciación de la derecha” (lo que sea que eso signifique para Encinas). Y en estas conversaciones nadie toma en serio al dúo dinámico Díaz Cuervo-Begné en su demanda de que el PRD se aleje definitivamente de “los violentos”, es decir del movimiento lopezobradorista. Ya se sabe que buscan a toda costa conservar el registro.
Al Movimiento no le conviene radicalizarse, por más que muchos, de izquierda y derecha, pretendan que lo haga. A la derecha le daría otro pretexto perfecto para impulsar la imagen de violentos y disparatados, haciéndolo extensible a todas las izquierdas; y a la izquierda radical le permitiría tener espacios de expresión a favor de sus objetivos mediatos. Un poco como pasó con la APPO en Oaxaca. Las FARP, por ejemplo, buscarían un brazo político legal o una cobertura para ampliar actividades; por eso es necesario que AMLO y el Movimiento se deslinden de las amenazas implícitas en el más reciente comunicado del grupo armado.
Si se desentierran las hachas de guerra podría repetirse el “síndrome Guerrero”, como parecen haberlo notado ya los dirigentes partidistas. Aún así, veremos no sólo momentos ríspidos, sino verdaderamente violentos, en la disputa por las posiciones electorales. No sería raro saber que a contrapelo de los altos dirigentes —o impulsado por algunos— , los líderes medianos y las bases boicotean a candidatos de una corriente opositora o de plano se suman al voto en favor de otro partido.
Pero mientras eso sucede quedan muchas batallas por venir en los que resta del año. Una de ellas es la reasignación de recursos al PEF 2009, cuya ampliación solicitada por entidades y agrupaciones diversas asciende a la pavorosa cifre de 311 mil millones de pesos, mientras que la Comisión de Presupuesto de la Cámara DE Diputados dice disponer sólo de entre 70 y 100 mil millones de pesos para tal efecto. Allí también se verá de qué cuero partidista salen más correas.
Alejandro Coria