En exclusiva, este blog captó el momento en que la novia de Mondrigón y Kalbo se cambiaba el sostén antibalas, en uno de los afamados hotel-garage de la Calzada de Tlalpan. Como andábamos buscándole chichis a las víboras en otros congales, el cazabachas que tomó la foto no nos advirtió que en realidad se trataba del mismísimo jefe policiaco en misión secreta al estilo Edgar J. Hoover, un viernes por la noche. Tal vez de allí procede su odio jarocho por los cuerpos desnudos deteriorados por la edad, pero más por los sabritones y los chescos que diharina se empujan los 400 pueblos.
Mejor que el jefazo deje de hacerle al karateka, salga del clóset de la genízara corporación y se una al bailecito sabrosón que se avientan los pueblerinos, y si quiere que les cobre renta congelada o derecho de piso por privatizar ese plaza dedicada a la sacrosanta madre del todo el personal. ¿Cuánto le llevaría sacar a patadas a los antorchistas que andan en Bucareli, por ejemplo?
Nota: la neta informativa nos la pasó la prima en segundo grado ParisJilton (en la foto) —antes simplemente Romualdo el Tuercas—, a quien tenemos infiltrada en esos centros recreativos. ¡Saludos, prima, ojalá ora sí seas reina del carnaval!
El Warrior
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