El CCE no es la única entidad que ha elevado su plañidera voz exigiendo castigo a unos supuestos culpables de delito (si es que lo hay), al mismo tiempo que clama la inocencia de las empresas “indiciadas” por el doctor “catarrito” Carstens.
Voceros de diversos corporativos, entre ellos de la comunicación, así como analistas sinceramente convencidos y otros sinceramente bien pagados, han llenado páginas de periódicos y revistas, y minutos de radio y TV demostrando que la especulación no es ilegal (cierto, no lo es), que no es inmoral (falso, sí lo es), que sigue siendo buen negocio adquirir muchos billetes verdes a bajo precio para venderos después con una pequeñita ganancia (y con una pequeña ayuda de mis amigos), y que en todo caso pueden ser culpables de ocultar información que sus colegas tiburones debieran haber tenido antes (entre gitanos sí se leen las manos).
Todo indica que el escándalo de los saquea-dólares quedará como la SEP dijo acerca de las Hummer: es un asunto del Sindicato. En este caso, los “sindicatos” involucrados (verdaderas mafias financieras) serán observados celosamente por la CNBV, la SHyCP y hasta por los vigilantes de ovnis para investigar si incurrieron en penas y dolores, en amoríos y engaños, en cuentos chinos propios y ajenos. Pero nada más.
Mientras eso ocurre, lo que llevará algunos años de pesquisas, los amigos de lo ajeno (perdón) de los especuleros han reunido evidencia inobjetable que los patrióticos empresarios actuaron movidos por su amor al peso y en defensa de las instituciones: las arcas personales se han cubierto de gloria, habría sido el parte. En los lib
ros de textos de los próximos años aparecerán estos juanes-escutia de la iniciativa privada.
Las autoridades ya tienen una descripción de dos de los verdaderos masiosares de cuello blanco. Si los ve, denúncielos con quien más confianza le tenga. Esos personajes (personas físicas e inmorales) merecerían el mismo cruel destino que los seleccionados de futbol luego de sus dos últimos partidos: su integración forzosa a equipos llaneros.
Voceros de diversos corporativos, entre ellos de la comunicación, así como analistas sinceramente convencidos y otros sinceramente bien pagados, han llenado páginas de periódicos y revistas, y minutos de radio y TV demostrando que la especulación no es ilegal (cierto, no lo es), que no es inmoral (falso, sí lo es), que sigue siendo buen negocio adquirir muchos billetes verdes a bajo precio para venderos después con una pequeñita ganancia (y con una pequeña ayuda de mis amigos), y que en todo caso pueden ser culpables de ocultar información que sus colegas tiburones debieran haber tenido antes (entre gitanos sí se leen las manos).
Todo indica que el escándalo de los saquea-dólares quedará como la SEP dijo acerca de las Hummer: es un asunto del Sindicato. En este caso, los “sindicatos” involucrados (verdaderas mafias financieras) serán observados celosamente por la CNBV, la SHyCP y hasta por los vigilantes de ovnis para investigar si incurrieron en penas y dolores, en amoríos y engaños, en cuentos chinos propios y ajenos. Pero nada más.
Mientras eso ocurre, lo que llevará algunos años de pesquisas, los amigos de lo ajeno (perdón) de los especuleros han reunido evidencia inobjetable que los patrióticos empresarios actuaron movidos por su amor al peso y en defensa de las instituciones: las arcas personales se han cubierto de gloria, habría sido el parte. En los lib
ros de textos de los próximos años aparecerán estos juanes-escutia de la iniciativa privada.Las autoridades ya tienen una descripción de dos de los verdaderos masiosares de cuello blanco. Si los ve, denúncielos con quien más confianza le tenga. Esos personajes (personas físicas e inmorales) merecerían el mismo cruel destino que los seleccionados de futbol luego de sus dos últimos partidos: su integración forzosa a equipos llaneros.
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