Tomado de Carlos Fernández-Vega, columna México, S.A, La Jornada, martes 14 de octubre de 2008:
Con sólo asomarse al mercado de derivados se puede tener una idea de quiénes son los que “arriesgan” “sus” dineros: la banca (extranjera, obvio es, y en los primeros lugares, como siempre, BBVA y Banamex, sin olvidar a Santander, Scotiabank e ING), las casas de cambio, las casas de bolsa (entre otras, Interacciones, de Carlos Hank Rhon; GBM, ex propietaria del Banco del Atlántico), los principales consorcios con el sello Slim (América Móvil, Grupo Carso, Telmex), Cemex (Lorenzo Zambrano), FEMSA (de la familia Garza Lagüera), y obviamente Comercial Mexicana. […]
En efecto, si se considera el diferencial cambiario entre la cotización del mercado abierto y la garantizada por el Banco de México en sus famosas subastas (los 8 mil 900 millones de dólares para “inyectar confianza”), el costo del regalo que con todo y moño se entregó a las “operaciones especulativas de un grupo de empresas nacionales para obtener utilidades” (Carstens dixit) se aproxima a 12 mil millones de pesos en tres días (una refinería, según cálculo calderonista), todos de las arcas públicas.
También se encuentran señaladas Bimbo, Alfa, Vitro, Gruma (Maseca), Grupo Industrial Saltillo, Porcelanosa, Alsea (Domino’s y Starbucks), Casas Geo, Urbi y Homex, la telefónica Maxcom, Grupo Posadas que tiene Mexicana de Aviación, Cydsa y otras.
Y que conste que el periodista no acusa a ese grupo de honrados empresarios cuyos compinches del CCE se apresuraron a defenderse al grito de "¡todo es legal, a mí que me esculquen!". El CCE argumenta “que desde hace varios años prevalece un régimen de libre oferta y demanda de divisas, por lo cual las empresas recurren a la compra legítima de divisas en el mercado para atender sus compromisos financieros, lo que es lícito cuando se realiza a través de los mecanismos e instituciones diseñados para tal efecto”. (El Universal, 14 de octubre).
Deveras que dan ternura…
Por su parte, Hacienda detalló que “los movimientos de las firmas se originaron en el mercado de derivados, donde pactaron a un precio el tipo de cambio y la apreciación del dólar, los obligó a cubrir sus posiciones adquiriendo cantidades importantes de la divisa. Especialistas revelaron que la situación de Comercial Mexicana se debe de analizar, ya que en pocas operaciones tuvo que recurrir al concurso mercantil. En consecuencia, se podría iniciar una evaluación de sus transacciones, y si fuese el caso, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) podría abrir una investigación”. [sí, que acabaría en el 2050].
Con sólo asomarse al mercado de derivados se puede tener una idea de quiénes son los que “arriesgan” “sus” dineros: la banca (extranjera, obvio es, y en los primeros lugares, como siempre, BBVA y Banamex, sin olvidar a Santander, Scotiabank e ING), las casas de cambio, las casas de bolsa (entre otras, Interacciones, de Carlos Hank Rhon; GBM, ex propietaria del Banco del Atlántico), los principales consorcios con el sello Slim (América Móvil, Grupo Carso, Telmex), Cemex (Lorenzo Zambrano), FEMSA (de la familia Garza Lagüera), y obviamente Comercial Mexicana. […]
En efecto, si se considera el diferencial cambiario entre la cotización del mercado abierto y la garantizada por el Banco de México en sus famosas subastas (los 8 mil 900 millones de dólares para “inyectar confianza”), el costo del regalo que con todo y moño se entregó a las “operaciones especulativas de un grupo de empresas nacionales para obtener utilidades” (Carstens dixit) se aproxima a 12 mil millones de pesos en tres días (una refinería, según cálculo calderonista), todos de las arcas públicas.
También se encuentran señaladas Bimbo, Alfa, Vitro, Gruma (Maseca), Grupo Industrial Saltillo, Porcelanosa, Alsea (Domino’s y Starbucks), Casas Geo, Urbi y Homex, la telefónica Maxcom, Grupo Posadas que tiene Mexicana de Aviación, Cydsa y otras.
Y que conste que el periodista no acusa a ese grupo de honrados empresarios cuyos compinches del CCE se apresuraron a defenderse al grito de "¡todo es legal, a mí que me esculquen!". El CCE argumenta “que desde hace varios años prevalece un régimen de libre oferta y demanda de divisas, por lo cual las empresas recurren a la compra legítima de divisas en el mercado para atender sus compromisos financieros, lo que es lícito cuando se realiza a través de los mecanismos e instituciones diseñados para tal efecto”. (El Universal, 14 de octubre).
Deveras que dan ternura…
Por su parte, Hacienda detalló que “los movimientos de las firmas se originaron en el mercado de derivados, donde pactaron a un precio el tipo de cambio y la apreciación del dólar, los obligó a cubrir sus posiciones adquiriendo cantidades importantes de la divisa. Especialistas revelaron que la situación de Comercial Mexicana se debe de analizar, ya que en pocas operaciones tuvo que recurrir al concurso mercantil. En consecuencia, se podría iniciar una evaluación de sus transacciones, y si fuese el caso, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) podría abrir una investigación”. [sí, que acabaría en el 2050].
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