El asunto de las hummer no tiene importancia, se trata de otra mancha en la piel del tigre de un sistema político apuntalado por formas corporativas de control y representaciones antidemocráticas pero que reditúa votos; es otro síntoma de la concepción gremial y por lo tanto patrimonialista de los sindicatos de estado; es la expresión de un procedimiento político electoral que permite convertir agremiados en militantes de partido, y aliados en servidores públicos (aunque sirvan al privado); es la defensa de privilegios, prebendas, uso de recursos públicos y formas solapadas de corrupción; es, en suma, otra cara del poder, de la forma en que ese poder se obtiene, se ejerce y se defiende en este país.
El escándalo hace que los medios de comunicación vendan su nota y sirve para el golpeteo político, en abono de unos o de otros. Pero el verdadero escándalo debiera ser el hecho de que buena parte de los alumnos -y sus familias- carecen de los nutrientes diarios suficientes para el rendimiento escolar. La carencia en infraestructura, y la carencia de profesores verdaderamente “didactas”, plenamente mentores, hace el panorama más sombrío. Un ejemplo, aunque no se trate de educación básica, refiere el seguimiento dado a un grupo de alumnos de la UNAM a quienes se aplicaron pruebas diversas, exámenes de rendimiento y clases especiales para tratar de saber por qué no rendían académicamente y hallar también la forma de mejorar sus notas. Sólo cuando se les dio de comer diariamente pudieron mejorar su desempeño. Así de simple.
Sin duda hay profesores comprometidos en uno y otro bando. La profesora Gordillo no lo está, o peor aún, sólo está comprometida consigo misma. Y de la “no profesora” Vázquez Mota es mejor no hablar, es una nulidad.
El escándalo hace que los medios de comunicación vendan su nota y sirve para el golpeteo político, en abono de unos o de otros. Pero el verdadero escándalo debiera ser el hecho de que buena parte de los alumnos -y sus familias- carecen de los nutrientes diarios suficientes para el rendimiento escolar. La carencia en infraestructura, y la carencia de profesores verdaderamente “didactas”, plenamente mentores, hace el panorama más sombrío. Un ejemplo, aunque no se trate de educación básica, refiere el seguimiento dado a un grupo de alumnos de la UNAM a quienes se aplicaron pruebas diversas, exámenes de rendimiento y clases especiales para tratar de saber por qué no rendían académicamente y hallar también la forma de mejorar sus notas. Sólo cuando se les dio de comer diariamente pudieron mejorar su desempeño. Así de simple.
Sin duda hay profesores comprometidos en uno y otro bando. La profesora Gordillo no lo está, o peor aún, sólo está comprometida consigo misma. Y de la “no profesora” Vázquez Mota es mejor no hablar, es una nulidad.
(¿Por cierto cuántas gordas por litro rinde una Hummer?). Martín Guerrero.
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