Recupero de Ricardo Becerra (Crónica, septiembre 8 del 2008) lo siguiente:
“Pero ¿qué significa socialdemocracia hoy, en México? A mi modo de ver, un ideario que no puede renunciar a cuatro ideas:
“1) No hay crecimiento económico sin redistribución del ingreso desde el principio del ciclo; la idea de que la igualdad debe esperar el “goteo” del desarrollo no solo es falsa, sino que milita prácticamente contra del crecimiento mismo. En México, la debilidad del mercado interno, la precariedad de las clases medias, la concentración oligopólica, han sido el factor esencial del estancamiento por toda una generación;
“2) la redistribución tiene nombre: construcción de un Estado de Bienestar, o sea, un marco material de derechos universales, que ayudan a todos, a enfrentar los riesgos de la vida (desempleo transitorio, invalidez, vejez, enfermedad). Se trata de una construcción que brinda seguridad a los ciudadanos por el hecho de serlo y no por pertenecer a un partido, a una comunidad o a una clientela.
“3) esta redistribución está soportada por los impuestos directos, al ingreso y a la renta; una vez que las medidas de seguridad económica y redistribución se garanticen, otros impuestos, como el IVA a productos básicos, son aceptables o negociables;
“4) tiene que ser adoptada mediante la construcción política de una mayoría social; el compromiso democrático no es accesorio sino esencial; la legalidad, el respeto al Estado de Derecho y a las reglas electorales pactadas, son parte del programa.”
Desde mi punto de vista la socialdemocracia es hoy no un “ideario” sino una práctica difusa que debiera incluir tales ideas. Los sociademócratas actuales deben mancharse la camisita y las manos de uñas cuidadas para hacer factible tales propósitos. Hay que hacer necesaria y exigible por los grupos sociales menos favorecidos ese ideario y esa práctica. (Alejandro Coria).
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