jueves, 23 de octubre de 2008

Manuel el travieso


Para todos los que pensaban que ya la tenían peladita y en la boca, pues nanay. Andrés Manuel y el Comité Pro Restauración de la Revolución Mexicana (adelitas y marcha de Zacatecas incluidas) hallaron lagunas y omisiones en los dictámenes que se llevarán a votación este día. Es justo: mientras no se diga expresamente que Pemex no se privatizará ni con el pétalo de una rosa no puede haber reforma posible. Y yo voy más allá, debiera negarse toda participación del capital privado en electricidad, gas, minas, agroindustria, vivienda, educación, transporte y comunicaciones, para empezar. Además, resulta altamente “sospechosista” que hasta las empresas petroleras internacionales hallan dicho que sí, que estaba bien esa reforma, que no había pex. El que los legisladores de pronto se pongan de acuerdo es prueba más que evidente de que el que avanza es porque transa.
La resistencia debería conquistar pacíficamente el Paseo de la Reforma pero también Insurgentes, las calzadas de Tlalpan, Zaragoza y Ermita Iztapalapa, el viaducto, circuito interior, periférico, Eduardo Molina y el eje central. Además debe formar un cerco al perímetro A del centro histórico para que deje de ser territorio de Slim.
Mientras tanto se pueden organizar verdaderos bailes populares y pachangas durante todo el maratón Guadalupe-Reyes o hasta que el cuerpo aguante, lo que ocurra primero.
Pero fuera de todo chascarrillo, este movimiento ha podido parar un procedimiento político -desde el legislativo- heredado directamente del priísmo, eso hasta Porfirio lo sabe.
por García, el de la pata fría.

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