Dicen los que saben que credenciales no le faltan (“Tengo muchas credenciales y qué”, ha dicho), que ha sabido combinar teoría y práctica policiacas (“Tengo un plan trazado, es el secreto más grande”, ha confiado a sus más allegados), que su experiencia en la materia es incuestionable (“Si dudas de mí, acércate y te la demuestro”, reta a cualquiera), y que cuenta con la confianza de los de allá arriba, como Zambrano y Slim.
¿Será, como dicen, que se hará cargo de Gobernación cuando el niño orejón se vaya a competir por la gobernatura de Campeche? Como sea, dicen los que saben (y los que quieren aparecer en la nómina) que su perfil pocos lo tienen, aunque Marcela Gómez Salce desde su columna de Milenio (20 de octubre) nos advierte sobre la entrega de “cuatro de las siete llaves que abren esa caja en la SSP federal de los simpáticos secretos llamada información. Porque al final, mi querido lector, no se me haga muchas bolas, esta guerra entre un muy llamativo grupito con billete, es por el control absoluto del juguete confidencial y de la base de datos de información global, incluida la criminal, sustentado en el mentado plan estratégico llamado Plataforma México.” O sea, remember Cemex. Qué tal.
Como dijo mi tía abuela Marciana la primera vez que vio un uniformado: “Ya tenemos polecía, amá”.
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