Por fin se acaba el horario espurio y nos devuelven el horario legítimo. Así que ahora vamos a tener una horita más de sueño. Aunque la verdad yo ya no sé ni en qué día vivo, mucho menos la hora. Por eso invertí en un maravilloso reloj heideggeriano que me hará pensar en el tiempo all the time, o en la nada o en el todo, que al cabo aquí sí es lo mismo que lo mesmo.
García-
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